A pesar del caos, y creyendo que el sueño de Bob era una instrucción directa del Espíritu Santo, CV comenzó a establecer conexiones con cristianos locales. En esas visitas descubrieron que Timor había sido una antigua colonia portuguesa. Esto presentó una oportunidad para traer un equipo de brasileños que hablaban portugués, y que habían participado en proyectos anteriores de CV en Mozambique y Angola.

Con la llegada de alrededor de 30 brasileños, se plantaron iglesias y se utilizaron edificios para alcanzar a las comunidades mediante una variedad de actividades, incluyendo escuelas infantiles en la etapa preescolar, clases de portugués, enseñanza de habilidades en informática, y mucho más. Además, se construyó una estación de radio FM en el centro de la capital del país, expandiendo el alcance del Evangelio en toda la nación que se encontraba en duelo. Gradualmente se construyó confianza y se fortalecieron las relaciones. Y mientras que las iglesias y comunidades crecían, los milagros y manifestaciones del poder de Dios eran evidentes en medio de todo lo que estaba ocurriendo en el país.