¿Eres parte del equipo ganador?
¡Nadie quiere que su equipo pierda! La derrota es un escenario doloroso y difícil de aceptar… El secreto para ganar es dejar que Jesús nos entrene y apegarnos a su plan estratégico. Si los futbolistas entrenan por años para alcanzar la gloria de una copa mundial, ¿cuánto más vale la pena esforzarnos por la recompensa que nos espera en Jesús? Persevera haciendo el bien, lleva tu fe a un nuevo nivel cada día y comparte a Jesús con otros para alcanzar el trofeo de la eternidad en equipo, junto a él y a todos los que le aman. Y tú, ¿a qué equipo perteneces?